A mi no me engaña el Cholo, rebautizado por David Sánchez con un genial ‘Diego Padre Simeone’. Hastiados de tanto escuchar el “partido a partido”, “solo me centro en lo que viene”, “el rival sabe competir muy bien” y demás retahíla de tópicos diseñados en su momento por Pepe Pasqués sorprendió a más de uno que en la previa de un partido ante el Leganés hiciese alusión, como quien no quiere la cosa, al Real Madrid y su relación con los árbitros. Una suerte de revisionismo histórico al calor de un par de WhatsApps recibidos tras el partido copero que no vio y en el que el Celta sucumbió con polémica en el Bernabéu.

Lo primero que quiero decir es que como periodista estoy agradecido a Simeone por variar un poco, compartir lo que siente y mostrarse con una sinceridad inusual en su discurso habitual en el que la línea recta es lo predominante. Sería hipócrita criticar una cosa y la contraria, que no diga nada reseñable y que enseñe la patita en relación a un penalti de Lunin que todos, salvo Munuera y el VAR, vimos nítidamente.

Lo segundo que quiero añadir es que esto no tiene más que el objetivo de cuidar los detalles, de llorar y mamar, de, en definitiva, arrimar el ascua a la sardina arbitral en previsión de que la liga siga igual de comprimida y un penalti al limbo, una expulsión indultada o una raya del semiautomático acaben inclinando la balanza.

Es la versión renovada de “la liga peligrosamente preparada” o del no menos mediático “solo se puede luchar por ser segundo” del añorado Jaime Ortí. En el primer caso el título fue para el Barça, en el segundo, para el Valencia.

Un relato compacto que cala entre la gente facilona y se mantiene vivo a pesar de Negreiras, saldos arbitrales, o ligas sin penaltis en contra.

Que al Madrid le han favorecido los árbitros es una evidencia a pesar de su incesante campaña televisiva y entre bambalinas por descabalgar a la cúpula actual del CTA. Medina Cantalejo puede salir en mayo y el paisano de Louzán, Bernardino González Vázquez podría ser el relevo. Que al Atleti no le han tratado mal y especialmente a Simeone a quien se le permite el doble que a cualquier otro técnico tampoco admite debate. Le sumamos a Laporta hablando de escándalo y vergüenza en Getafe y tenemos un ejemplo palmario de que el fin justifica los medios.