El Betis vuelve a acudir al mercado invernal a solucionar los problemas que la planificación veraniega ha generado. Como si de unos exámenes de recuperación se trataran, la dirección deportiva que encabeza, precisamente desde hace un año, Manu Fajardo, se afana en buscar soluciones para un equipo y, sobre todo, un club, al que los pitos del pasado sábado le han hecho dar un volantazo.

Al menos en la teoría, puesto que a pesar de que el club filtrara a su entorno mediático que no se contemplaba fichar en enero y que se confiaba en la cantera, el farol era poco creíble. Por mucha salud de la que gozara el filial por aquel entonces, que ya es menos, y por mucho que se aluda a las apreturas económicas, la plantilla necesitaba ser apuntalada y el paso de las jornadas se ha encargado de demostrarlo.

Manuel Pellegrini habla abiertamente de la necesidad de un nueve, mientras que Antony está al caer y también se busca lateral izquierdo. Se han ido Rui Silva y Assane Diao, a los que hay que sumar a Rodri, que lo hizo con la temporada empezada. Algo que recuerda y mucho al año pasado, cuando llegaron Chimy Ávila, Cardoso, Bakambu y Fornals y se fueron Borja Iglesias, Luiz Henrique, Juan Cruz y Guardado. Y hasta Ramón Planes, director deportivo por aquel entonces.

El Betis atraviesa un bache deportivo del que se pretende salir lo antes posible con este volantazo en la planificación y a costa de exprimir aún más las arcas verdiblancas. En verano todo eran parabienes y elogios a una gran planificación que en enero cambia de rumbo por los pitos como si de un barco que cambia de dirección por el viento se tratara.

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